viernes, 23 de septiembre de 2016

Pseudo haikus de un ciclista a un conductor despreciable.

A ochenta pasas
menos de un metro
odias la vida.


Rápido y cerca
y puedo aquí acabarme,
tú, desquiciado.


Fuerza como orden, muerte
Ataúd metal cáncer
reptil, volante.


Conduces filos
golpe de viento y hedor
odio, tabaco.


Desprecio al otro
en tu bota de acero
ya cruje el cuerpo.


Agosto 2016, Tierra de Pinares, Segovia

Compás de pedales.

Cantos de gallo se cuelan
por el respiradero
enhebrados entre risas
agrias de mujeres.
Campanadas cuando cae
la luz de la tarde.
Un verano de rutina,
tranquilo, soñado.
Exploraciones de la piel
y así la tierra.
Cabalgo una pluma de sol,
acoto a pedales poros,
el tambor de Segovia.
Llanos y pinares,
caricia de polvo viejo.
Caminos de siempre,
sol a plomo, tan pesado.
Coscojas y piedra,
cantos de encina y cereal.
El manillar manda,
las ruedas plasman mapas,
el cuerpo esforzado
es medida del paisaje.
Estío cálido, seco y recio,
sin tormentas.
Lejos de la ciudad.
Escapando en bicicleta.

Agosto 2016, Tierra de Pinares, Segovia.