Los borrachos que ríen bestiales con la sangre del toro
borran con sus esputos al poeta de la plaza;
una nube de pájaros eterna retuerce el campanario
y erosiona hasta el último grano -con sus cantos-
la carcajada hedionda del alcohólico.
La victoria es aplastante aunque nos falte perspectiva.
Un verso sin consecuencia no es imposible.
Es cómplice, cadena, palanca.
borran con sus esputos al poeta de la plaza;
una nube de pájaros eterna retuerce el campanario
y erosiona hasta el último grano -con sus cantos-
la carcajada hedionda del alcohólico.
La victoria es aplastante aunque nos falte perspectiva.
Un verso sin consecuencia no es imposible.
Es cómplice, cadena, palanca.
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