viernes, 27 de agosto de 2021

Un verso sin consecuencia no es imposible

Los borrachos que ríen bestiales con la sangre del toro
borran con sus esputos al poeta de la plaza;
una nube de pájaros eterna retuerce el campanario
y erosiona hasta el último grano -con sus cantos-
la carcajada hedionda del alcohólico.
La victoria es aplastante aunque nos falte perspectiva.
Un verso sin consecuencia no es imposible.
Es cómplice, cadena, palanca.


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