miércoles, 23 de enero de 2019

Hartita me tenéis...

Hasta que no me peguen por haber escrito
no consideraré que lo que escribo es bueno.
Cansada y vencida y decidida a caer,
como un leño arribando a una playa de grava
tras zozobrar semanas y tormentas.
Mira, sí, estoy bien cómoda subida al árbol
y señalando vuestras mierdas.
Me he ganado este tiempo y lugar,
como me he ganado este cansancio
y luzco mi amargura como una cruz de hierro.
Haré como Fidel aconsejaba:
me quito de en medio para no evitar
vuestro fracaso.
No estorbaré y callaré tan a menudo
que me pensaréis muerta,
pero será por no volcaros mi bilis,
que reservo para estas líneas.
Prometo no salir a escena y romperos el tejado,
no merece la pena si camináis por hielo quebradizo
y vaciláis con pies de barro.

Dejadme al menos estas líneas
para rumiar y batir mi hiel,
tengo derecho a mi espacio
aunque en él me falte el aire.
Te veo más confuso que la cigüeña
cuyo invierno se desplaza
hacia polos desorientados.
Más tonto que un niñato
macarreando con la moto.
Hinchado y perdido como un corcho
en olas lejanas.
Puedes seguir hablándome de arte,
tentar así a la suerte a ver si me follas,
pero con toda tu paleta de saliva
no te vas a comer un Rothko.
Puedes seguir jodiéndote la salud
en tu afán de entrar en muchos coños
aunque se te caiga el pelo,
y como decía un grupo punk hace tiempo,
hablar en femenino para alcanzar mi chumino.
Todo vale, todo cuela en su contexto
cuando el contexto es el vacío.
Amanezco y desde temprano me cuido.
Reflejos de vidrio laceran asfalto.
Los operarios emulan al viento
soplando las hojas caídas del parque.
Sol, caliéntame la vida
y descongélame el culo.
Templa la tendinitis de mi hombro,
y prometo no volver a forzarlo
en mi ridículo intento de cargar con el mundo.
 
Asalto el amanecer con una braga en el rostro,
miro el cielo sucio envuelta en vaho,
pero las nubes evitan mi barrio
por miedo a soltar toda su carga.
Sólo me quedan seis para alcanzar cincuenta.
Por todo temo y en nada confío;
miro al cielo sin nubes pero espero tormenta.
Será cuestión de perder el miedo y soltar los puños.
Aprende de la más pro, soy dueña de mis callos.
Correr por un bosque cubierto de hojas
quizá sea bonito pero tiene sus riesgos
a menos que adores comer barro
y tengas en casa repuestos de tobillo.
Mañana de hielo y promesa;
la contradicción que nos cabalga,
porque hace frío al no haber lunes,
aunque las nubes hayan huido
y el sol destelle.



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