domingo, 23 de enero de 2022

Las cosas por su nombre

Cada vez que llamo a las cosas por su nombre
siento que estaban perdidas
y asumo que volverán a estarlo.
Buscar lo poético en un cigarrillo supongo
que es posible en un mundo
donde hay odas a la tortura.

¿Cómo puede ser hermoso
algo que es útil en un campo
de concentración?
En cada gota de nuestro sudor
se esconden los océanos más crueles
y en cada aliento de nuestras bocas,
la orden inhumana
que romperá los brazos de un niño
que lanza piedras a un tanque.

Parece mentira
que una serie de minúsculas descargas
eléctricas
pueda hacer que nos desgarremos
las gargantas los unos 
a los otros;
parece mentira
pero así hemos construido el planeta,
siendo el hombre inferior
al animal
porque puede decidir, y decide
hacer daño.

La poesía
y el disparo de la escopeta de un simio deformado;
las cumbres
de beso maravillado al cielo
y la fosa séptica asomada
en los ojos de sima de quien disfruta matando.

Esperar que todo siga girando sin nosotros.

Vivimos como si no fuéramos conscientes
de esa fina línea entre la bestia contra natura
y el hombre
que bordea cada instante de lo cotidiano.
Y qué es nuestra piel sino el rompeolas
donde la sangre detiene violenta su fuga,
qué son nuestros tejidos sino heridas,
qué nuestro corazón
sino el búnker más cercano…


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