Cantos de gallo se cuelan
por el respiradero
enhebrados entre risas
agrias de mujeres.
Campanadas cuando cae
la luz de la tarde.
Un verano de rutina,
tranquilo, soñado.
Exploraciones de la piel
y así la tierra.
Cabalgo una pluma de sol,
acoto a pedales poros,
el tambor de Segovia.
Llanos y pinares,
caricia de polvo viejo.
Caminos de siempre,
sol a plomo, tan pesado.
Coscojas y piedra,
cantos de encina y cereal.
El manillar manda,
las ruedas plasman mapas,
el cuerpo esforzado
es medida del paisaje.
Estío cálido, seco y recio,
sin tormentas.
Lejos de la ciudad.
Escapando en bicicleta.
Agosto 2016, Tierra de Pinares, Segovia.
por el respiradero
enhebrados entre risas
agrias de mujeres.
Campanadas cuando cae
la luz de la tarde.
Un verano de rutina,
tranquilo, soñado.
Exploraciones de la piel
y así la tierra.
Cabalgo una pluma de sol,
acoto a pedales poros,
el tambor de Segovia.
Llanos y pinares,
caricia de polvo viejo.
Caminos de siempre,
sol a plomo, tan pesado.
Coscojas y piedra,
cantos de encina y cereal.
El manillar manda,
las ruedas plasman mapas,
el cuerpo esforzado
es medida del paisaje.
Estío cálido, seco y recio,
sin tormentas.
Lejos de la ciudad.
Escapando en bicicleta.
Agosto 2016, Tierra de Pinares, Segovia.
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