sábado, 21 de septiembre de 2019

Un piano aleatorio en una página web

Me ha quebrado la noche
una máquina cantando.
Lo más triste de esta melodía
es que se lanza al azar,
electrónica aleatoria
dispuesta a partirnos el alma.
Nos ha ganado la guerra
un mecanismo,
con su más exquisita cadencia
atacando nuestras lágrimas.

Donde deberíamos contemplar una llave,
apenas si intuimos un pozo eterno.
Agarrarse a las nubes en el vendaval
porque en lo humano se perdió toda raíz.
Qué desconsuelo de campo abierto
con su paladar de monte lejano,
su sed inextinguible.

Aunque lluevan mares y alrededor,
se inunden plazas, se arremolinen
coches en cañadas y cárcavas,
la lluvia no llega aquí,
ni roza esta amargura
de árbol olvidado por las nubes.
Tras la tormenta,
todavía goteando su reverbero
en canalones y aleros,
esta ciudad recuerda
a un motor oxidado,
viejo, arrojado a su suerte
en mitad de un solar a las afueras.

Estas manos rotas en su objeto.
Este eco oscuro y pesaroso
cuando nos preguntamos.
Este mirar a mañana para seguir
durmiendo en el ayer.


lunes, 16 de septiembre de 2019

Una vejez entre placas base

No esperaré al cuerpo gastado
para disfrutar las fuentes
en la mañana del lunes.
Ya es imposible confiar
en bienestar alguno,
dejarse llevar por los rieles,
que un mecanismo nos arrope
a la noche.
Hay engranajes.
Sí.
Hay silicio y sensores.
De acuerdo.
Pero no respiras mejor,
como un ordenador de a bordo
no mejora tu seguridad
y prefiere enredarte los dedos
parar anudarte fatalmente
al asfalto afilado.
No esperaré a ser
cuando ya no sea posible
distinguir el cielo del reloj.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Nada es tan desalentador

El ser humano es
esa criatura
que podría sublimarse
en su propia naturaleza;
pero ha escogido asumir
la genética enloquecida del virus.
Podría haber domado el instinto
pero feliz sucumbe a él, suicida.
Perfecto producto de un planeta
elaborado a hostias,
afecto al vértigo de las polillas.
Por cada anarquista presto
a ajusticiar tiranos,
hay un millón de esclavos
con venas abiertas, dispuestas 
a resucitar al sátrapa
y linchar al relámpago
a cambio de más hambre.

lunes, 9 de septiembre de 2019

Cuestión de garras

Llaman privilegio a comer tres veces al día.
Esperan justicia de un cargo electo
cuando hay compañías que compran países.
No creen que las oposiciones de colores
sean mercenarios pagados desde fuera.
No pueden negar, no obstante,
que las mafias armaron esquiroles en Chicago
y eliminaron sindicalistas en Marsella,
con dinero de la CIA.
A este redil de criaturas estabuladas
intentan reducir la izquierda,
convertida en un desfile de grotescas figuras
de ego hinchado en su moralidad petulante.
“No siente la libertad quien nunca
se ha sentido oprimido”,
decía Pessoa.
Y me parece a mí que, incluso en libertad,
muchos optan por sentirse oprimidos.
Muy oprimidos.
Como si la vida en este planeta
no fuera una cuestión de garras.

jueves, 5 de septiembre de 2019

Síndrome sin pausa

Es septiembre, volvemos con furia
a nuestras vidas de mierda, prestos,
desesperadamente prestos
a atropellar gatos
camino a polígonos industriales.
Acompañan nuestro regreso al zulo
fuegos artificiales tras una alambrada
tejida entre postes flanqueando
radiales de extrarradio...
Estallidos de fuegos artificiales en la lejanía,
sordos, ahogados, latidos perdidos.
El pecho nos pulsa apagado,
un batir quebrado de ascua moribunda
en la última noche de fiestas,
pavesa triste de cohete
que sabe próxima la oscuridad.
Cae grave la nostalgia del horizonte perdido.
La nostalgia son dedos patinando
en una pantalla, fotografías
de un verano de saldo,
aglomerado como el metro en hora punta.
Tu cámara te engaña cada agosto: 
la vida es más marrón.
Respirar es amarillo.

martes, 3 de septiembre de 2019

Que nuestras vidas sean tan efímeras...

Que nuestras vidas sean tan efímeras
no evita la explosión que habitamos.
Que nuestro respirar sea apenas
un chispazo fugaz, inadvertido,
no borra este derrumbe sin pausa.
Que nuestro grito sea apenas un grano
de arena coronando una montaña
no frena el seísmo que la quiebra.

Así el instante deviene pausa bajo la lente.

Y es por esa capacidad de observación,
ese saber de las cosas en la lejanía más inmediata,
esa conciencia en la separación del mundo,
es por eso que acabar con una vida inocente
es el mayor fracaso posible.

Y es algo cotidiano, múltiple.

Es por eso el desplome del todo,
porque nuestro minúsculo universo caído
asume la esencia del curso que nos ignora
abandonándonos en la orilla del meandro.

Somos una gran aglomeración de arañas,
escorpiones y milpiés ayudándose a morir con furia,
escribiendo picotazos de generoso veneno
y dentelladas que desgarran el alba.

Y todo ello (hay que insistir):
apenas una centella que brilla 
débil y perecedera, imperceptible al ojo del cosmos
en la estela de un cometa eterno y sin rumbo.

La vida en este planeta lucha contra sí misma
y somos sus armas, cuchilladas de pandemia.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Cabronías XVIII


Gestos para ti cotidianos

encender un cigarro
pisar un acelerador sin objeto
jalear una muerte cruel

inmediatamente te catapultan
fuera de mi alcorque.

Me quedo en calma,
solo, mejor
acompañado.

….. 

Inteligente y alto,
atractivo, sutil y sensible,
trascendente, magnético.

Y todavía asesino camino de su morir.

…..

Imposible y perfecto como un museo
que abriera los lunes, desafiando el orden
de la mercancía.

.....

Los quad deben ser los vehículos más deprimentes
en la órbita de las ciudades.

.....

Yo ya no hago nada.
Nada salvo gruñir en mi agujero,
cada vez más profundo.
Sólo esputo bilis
para no perder el equilibrio,
para no ahogarme en este vómito
de lo cotidiano.
No hago nada 
y así soy menos disparo,
menos sequía.

..... 

Coinciden clamando “democracia”
fascistas y millonarios
y centenares de millones de…
¿De qué? ¿Qué sois?

.....

El directivo de una fundación cultural bancaria
diserta sobre Miguel Hernández.
Empresas de productos alcohólicos marcan
las tendencias del mercado cultural.