miércoles, 24 de junio de 2020

La soledad entre autovías,
su bramido como almohada,
la pena creciente del amanecer:
odiamos el parto del alba.
Otra noche huye entre los dedos,
tu piel como un mapa del cielo,
sin causa ni meta ni objeto concreto.

Nuestra caída es un bucle sin pausa;
el vértigo, pájaro insomne en la madrugada;
no hay evidencias de nuestros pasos,
no gira el planeta, giran nuestros brazos
que quieren huir del fondo del océano, 
hacer del invierno un verano.


Las caras cansadas de tanto soplar el viento,
las manos caídas, vencidas por el tiempo
y las bocas son soles fríos y apagados
no quedan miradas, solo ojos gastados
que observan con rabia cielos de asfalto.

La luna nos deja con llanto en el alma,
vuelta a la rutina y la desesperanza,
noches tan crueles como necesarias

domingo, 14 de junio de 2020

El artista comprometido

Desconfiar siempre del artista
que afirma estar dando testimonio
cuando simplemente parasita.
Firmar un libro, saludar desde el escenario,
el ego abotargado y mórbido
por hacer algo que todo el mundo hace.
Cuando mi música alcance el ritmo
y las historias de un tranvía ocupado,
sabré que la canción habrá dejado de mentir.
El mundo se llena de eventos de masas
bailando y así difuminadas,
bajo el régimen del botón de “play”,
escoltadas por un tanque
blindado con excusas
que intentan ocultar la desnudez
del emperador.
Es fácil desmontar la tramoya
de tu humildad hipócrita:
si el texto es de quien lo lee,
el escritor es mero botín
y la lectura una puñalada
en la espalda de quien escribe.
Estás en el centro y lo adoras,
asúmelo en público, aunque te arriesgues
a quedarte sin follar.

lunes, 8 de junio de 2020

EPITAFIO

Soy el que menos pinta aquí
pero todos insistís en cargarme de pinceles.
Cuando se acaba el café en casa
vislumbro flashes del fin del mundo.
Paso las horas dando ostias de esas
que te encogen las pelotas
y hacen temblar tus tripas.
Suelo masticar cebollas
para evitar problemas de ingle.
No cruzo fronteras alambradas:
me refugio de la realidad.
La idea es esa: no cruzar, no moverme,
sólo aferrarme a las paredes de mi cráneo.
Piensa honestamente en el esfuerzo
de cultivar una relación sin prótesis,
con sólo la voz y el tiempo.
Piensa en la cojera de tus llamadas
y en la corriente de agua emocionada
por su propia inercia.
A veces la lluvia cae con razón;
otras, sin ella, dislocada.
Hay un páramo ilimitado en mi pared
donde acechan varias fata morgana
diagnosticando lo inútil de la brújula.
Me pasé la universidad viajando tras cada clase al baño
metiendo la cara en agua helada para despertarme,
las primeras contracturas germinando en la espalda
tras descargar trailers cada noche a contrarreloj.
Es un buen retrato de mi caída
(pues sólo he vivido tropezando y comiendo tierra)
y con él alcanzo el triunfo.
En el epitafio que nadie me rendirá,
podrá leerse: “hizo música y versos de mierda
que a nadie interesaron…”
y ¿sabéis que?:
Con eso existirá, si bien fugaz,
la certeza inútil de que viví como dios manda,
viví en el borde recto de las cosas.
Habré llevado la roca a la cima de nuevo,
habré ganado mi última batalla
después de muerto. 

jueves, 4 de junio de 2020

Cretinos de Occidente

Occidente está lleno de cretinos que no entienden
que también los africanos se odian y matan entre sí.
Cretinos en países enviando migajas sanitarias financiadas
por las mismas multinacionales lanzando en paracaídas
a los mercenarios que torturan a Lumumba y Sankara,
gigantes blancos armados hasta los dientes
troceando y desmenuzando tierras de ensueño pero sin futuro.
Capullos que piensan que sin Gulag ni Paracuellos
el capital procederá al reparto de la riqueza algún día.
Criaturas desustanciadas sin esencia que pretenden ignorar
que el lugar de su filosofía es el saqueo del resto del mundo.
Un mundo que no ha cambiado tanto como pensáis.
Vosotros sí. Si que habéis cambiado y por eso
os morís de vergüenza en las noches.
¿Por qué a tanta gente le cuesta entender que una
de las tareas del gobierno es gestionar la muerte
como un elemento más de la economía?
Clase media aspiracional  buscándose en grupos de autoyuda
que no ayudan a vivir pero sí a aguantar las tormentas de mierda
que nos caen a diario. Mi barrio es un barrio de gente triste,
que no llega a pedo pero se cree mierda.
Cuando llueve fuerte las cloacas inundan sus chalets
burbujeros construidos entre escombreras.
Gente idiota que se siente solidaria
porque aplauden en ventanas como las focas,
mientras desean alambradas bien sólidas
alrededor de la miseria de sus vidas,
no vaya a ser que el espejo ya no soporte
el tamaño del embuste y la mentira
sobre la que han traído hijos desganados
y sin nubes a este mundo siempre en guerra.

martes, 2 de junio de 2020

Las lentejas pegadas del coronel Kurtz

Bob Esponja y Jazz Bandana superando en cicatrices
a esta realidad de goma. No añades ni una coma
a este tiempo de árboles castigados sin ramas.
A veces te viene grande, a veces te va pequeña
la órbita del planeta sin lumbre ni fases
cada madrugada reiniciando memoria.

Las luces en la distancia, sonidos de autovía,
donde habita la tristeza y todo es azul,
descampados en afueras, oxígeno entre coches,
dónde estabas tú.
La única radio que escuchas son los radios de tus ruedas
el único brillo que importa no cabe en las aceras.
Grupos de capital en el parlamento
el miedo a la venta en almacenes sin descuento


Te acercas despacio al saber y escuchas callada al dragón;
te alejas del fuego porque no te sobra vida ni posees tanta piedra.
A veces te vas a Japón y se te pegan las lentejas;
la cocina es el horror del coronel Kurtz llorando en las tinieblas.

Qué caros los arrebatos al llegar a cierta edad,
qué imprescindibles para saltar sobre la luna.
Para qué distorsionar la realidad ya saturada,
cuenta bancaria del hambre futura.
Ya no confías en la policía.
Ya no confías en tipos armados de ultraderecha
que se saben impunes cuando dejan marcas en el alma.

Dicen que una buena lluvia se lleva la mierda
pero en tu barrio sólo revienta cloacas,
pasamos una semana dibujando miserias
en el fango que nadie quiere y todos olvidan.
Noches en que esta pena sin causa concreta
te niega el sueño y te rompe la espalda.
Todo cae sin razón definida en el vacío.
Aferras con rabia tu cuerpo de plata.

Te acercas despacio al saber y escuchas callada al dragón;
eliges alejarte del fuego porque no te sobra vida ni posees tanta piedra.
A veces te vas a Japón y se te pegan las lentejas;
la cocina es el horror del coronel Kurtz llorando en las tinieblas.

El alba es una cuerda de nudos imposibles
el día de mañana es el miedo de cada día
pedaleas esquivando palabras invisibles
en el extrarradio lejos de la gran vía.
El cielo derrota con brazos de arena
a la noche que se rinde agotada,
el calendario se hace cadena
y todos acuden a su llamada.

Te acercas despacio al saber y escuchas callada al dragón;
eliges alejarte del fuego porque no te sobra vida ni posees tanta piedra.
A veces te vas a Japón y se te pegan las lentejas,
la cocina es el horror del coronel Kurtz llorando en las tinieblas.