miércoles, 24 de abril de 2024
El desierto está ahíto de sed...
miércoles, 27 de marzo de 2024
mi casa será un palacio infinito
martes, 12 de marzo de 2024
Tendréis que disculparme
Adoro los lunes
sábado, 9 de marzo de 2024
Qué mejores paredes que la ausencia de vecinos
viernes, 8 de marzo de 2024
Seré la primera rata que abandona un barco de ratas
viernes, 1 de marzo de 2024
Todo lo que soy es producto de un conflicto
miércoles, 28 de febrero de 2024
A veces Bukowski acertaba
martes, 27 de febrero de 2024
Lumpen pequeño burgués
miércoles, 14 de febrero de 2024
En la nada y en la mierda
he publicado
más de mil canciones
en mi tiempo libre
en estos últimos veinticinco años
en ellas he tocado guitarras
panderetas bajos pianos
acordeones gaitas baterías
saxos flautas de todo tipo
he gritado a dios
y al diablo y al vacío
he lanzado
más de mil páginas de poesía
en libros y plaquetas
y todo ese esfuerzo
como el de los intestinos
formados tras millones de años de evolución
acabará en la mierda y en la nada
porque hoy día
ya está en la nada y la mierda
y ni lanza sombra ni eco
y así está bien
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miércoles, 7 de febrero de 2024
La poesía de los retretes en prime time
jueves, 1 de febrero de 2024
Las luciérnagas
miércoles, 31 de enero de 2024
La masacre cotidiana
viernes, 26 de enero de 2024
Tan cómodos en el vaho
jueves, 25 de enero de 2024
Todos los poemas del poeta que no se pringa y se extasia con una sombra
nada
nada nada
nada nada nada
yo
yo
yo
el solo sol la luz el ángulo
y yo que lo veo
y así muy profundo todo
en la superficie
pero sin panfletos
porque yo soy el panfleto
de la nada del ego
en la nada del todo
miércoles, 24 de enero de 2024
Anillo de bulevares
El absurdo intento de superar la historia
desde un Starbucks.
Qué barricada podremos levantar
con un café aguado en la mano.
Más allá del borde del mundo
ha emigrado toda una generación
que sólo quería vivir donde se pone el sol.
Ahora es difícil que se pongan en marcha
los sótanos y los conciertos,
la calle está triste;
pero así es la guerra lejos de la guerra,
así son la fronteras lejos de otro país.
Nada es gratis, nada se lleva el viento
por más que soplemos velas
de cumpleaños impostados.
En el anillo de bulevares circulan tanques
aunque todos parecen taxis.
Y aunque estamos al borde de un abismo
no lo sabemos,
sólo queremos escuchar ese último eco
de lo que fuera resuena,
y quizá caigamos al vacío,
siguiendo el canto de las sirenas
que nos clavarían en la espalda
un nuevo tiralíneas
partiéndonos a la mitad, cruel y ciego,
rajando nuestras casas, lagos,
jardines de infancia, recuerdos.
Estamos a punto de rompernos
porque nos creemos indestructibles
como antaño;
porque pensamos que somos
demasiado grandes para caer,
porque confiamos en amigos
que nunca ocultaron sus puñales,
porque somos fáciles como una sonrisa
y apenas nos resta la entereza frágil
del primer hielo de octubre.
Seguimos un camino de baldosas amarillas
porque pensamos que realmente existe
la ciudad de Oz, porque creemos en la magia.
Y aquí sólo queda lo que siempre ha habido:
barro en otoño y primavera, ladrillos a la espera
de que alguien sueñe una casa abierta
pero cálida y segura.
Nada caerá del cielo salvo fósforo blanco,
bombas de racimo;
nadie regalará nada a quien espera
la lógica de los regalos mientras
se mueve a codazos por las aceras.
Por más que conspiremos
el universo no forma parte del plan;
el pan pesa más que un acorde;
un niño siempre estorba en el camino
de una perforadora;
qué demonios hacen las abuelas
que no mueren y dejan paso.
Mientras, sigue nevando:
apenas podemos abrir los ojos
a la ventisca.
martes, 23 de enero de 2024
Pasolini en Karelia
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