martes, 31 de enero de 2023

La paciencia es para quien tiene futuro

Siempre un mar entre los oídos,
un siseo de lana y trueno
susurrando a solas.  
Sólo fuera del capitalismo,
de su aquí y ahora,
es posible pensar a la larga.
El resto sólo es un espejismo,
un engaño que lo devora todo.
Por unos vaqueros
se vendió el futuro de un país;
por una televisión
súper plana con conexión de fibra
se venderá todo un planeta.
La paciencia es
para quien tiene futuro
o cree en posibilidades.




.....
Que se adaptó así:



jueves, 26 de enero de 2023

Estoy segura de que los barcos anhelan...

Estoy segura de que los barcos anhelan
su propio náufrago al menos una vez en la vida
antes de naufragar ellos mismos, porque la belleza sólo
adquiere su sed bajo la curvatura de las miradas.
Quién necesita una bomba nuclear
cuando las miradas encierran todos los holocaustos,
porque encontramos en el ruido la expresión
definitiva del silencio y en otoño,
cuando todos los árboles son clavos
y alambre de espino.
Un cúter roto y sin hoja yace desnudo
con su verdad en el asfalto, abandonado.
Su historia cumplida, su línea trazada,
su duro trabajo y su severa hambre 
de gaviota en días de viento
persiguiendo los pasos pesados del tractor;
todo en el polvo y el olvido,
camino del basurero.
Imposible escribir memorias
si de la infancia solo queda piel y un termómetro,
una palabra que pidió estar toda quebrada:
un anochecer, un bocata de tortilla tras una mani.
Cómo salvar esa distancia.
Y ¡qué afan de salvar la distancia!
Como por estar en peligro de extinción:
quizá porque sin ella no existiría el anhelo,
no saltaría de su nido el viaje.
Qué absurda insistencia en ese rescate
que nos marchita, en ese buscar una lágrima
ajena que justifique las nuestras.



miércoles, 25 de enero de 2023

Si vieras qué escucho...

Si vieras qué escucho:
el ruido y su silencio.
Distingo los días
por quien llama a mi puerta.

¿Tendrá la palabra algún sentido
cuando los ojos sean fibra y silicio?

El mejor poema, la mejor sinfonia
nunca se publican: se pierden
para siempre.


Entiendo perfectamente el anhelo
humano de ser divinos, de aspirar
en este minúsculo hiato a lo inmensurable;
explotar, arder en nuestro pequeño
paréntesis entre nadas.






....
Que se adaptó así:


miércoles, 4 de enero de 2023

No vengas a mi verano

Acaba el verano, acaba el año,
el ciclo y yo necesito
una nueva agenda para todo
lo que no quiero hacer.
Un verano de sol pesado
tensando los trapecios.
En verano, este verano de abandonos,
de silencios en la ciudad,
la facultad de Bellas artes
que me abandonara décadas atrás
se ve sola, vieja, inválida,
sin hálito ni correteos en sus pasillos
que más que venas parecen dagas hincadas,
el acero de un armazón que fraguó hace tiempo
y ya se agrieta en una derrota inamovible.

Quisiera habitar eternamente
los jardines de las facultades en verano,
su soledad y su ausencia
albergando todos los giros
de lo que somos.
Odio sentir que el momento huye
sin vuelta en su nave,
es cruelmente raudo y nube
cuando encuentras que lo dicho
adquiere un sentido,
una consecuencia palpable.

Sentir que el tiempo es dolorosamente lento,
que se hurga una herida cuando
nunca llega la hora de salir del trabajo;
sentir que el tiempo es apenas una chispa
que desaparece en la noche
cuando atraviesas el Ecuador de tus días.
Me guardo el verano siempre en los bolsillos
para en cualquier momento ver sus páginas,
ver el mar bajo el sol en cualquier instante.
El día después, cualquier día después
de cosa cualquiera,
enciende las esperanzas pues todo sigue,
y confirma todas las tristezas pues todo termina.
A veces la luz es sólo una cuestión de voluntad,
la oscuridad un estado frente al mundo.
   
La luz dependiendo del momento del día,
dependiendo del mes del año,
dependiendo de cómo las voces
pronuncien las palabras
muestra una incomprensible variedad
de claroscuros, pero la forma de las cosas
sigue siendo una y la misma.

Yo jamás tuve vuestra edad
ni cuando tuve vuestra edad.
Jamás tendré vuestra edad
cuando tenga vuestra edad.
Ahora no la tengo aunque la tenga.
Mi calendario no va
ni hacia arriba ni hacia abajo;
mi calendario no va:
está quieto, observando
cómo cambian las estaciones
y el sol gira y gira.

En verano, a cierta hora de la tarde
que muda a noche
florecen señoras en grupo
caminando por el tontódromo
y su broma turbia en la tapia
del cementerio.
No vengas a mi verano.
No vengas sin sudor ni ropas acartonadas
de regarlas varias veces a lo largo del día.
No vengas a este verano
sin el sol listo bajo la piel.