las manos
que son espesas como un bosque
ligeras como un bosque
oscuras y lunares
como a veces los bosques
esas manos
que se cierran y en ello
cierran vidas
quizá se cierran
al olvido de las semillas
quizás al cerrarse formen un puño
o empuñen una bala
o sostengan firmes las manos
del ahogado
que no quiere ahogarse
en el fondo
porque le basta la superficie
pero no lo sabe
pretende ignorarlo
porque el ahogado está
hecho de manos también
estas manos
en resumen
que se abren como un camino
y se cierran como un continente
en una mirada lejana de acantilado
se abren y pesa todo y todos
se cierran y quedan fuera
las puertas y ventanas
también cerradas
unas manos
que de tanto abrirse
y cerrarse y abrirse
de tanta senda y vagón y paisaje
ya chirrían en sus goznes
sus falanges que todo lo quieren agarrar
sus nudillos que golpearon al mundo
cuando intentaron besarlo
nuestras manos
acallan al fin
toda una vida en su pueril aleteo
de libélula perpleja
perdidas en sus decisiones
que también se abrieron y cerraron
vuestras manos
con ganas de ser alas
que nunca llegaron a sobrevolar el fruto
de sus cierres y aperturas
callan al fin las manos
y su motor de uñas mordidas descansa
ya de los caminos nunca hollados
que el aire os sea leve
manos
pues la tierra pesa tanto
tanto tanto
tanto
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