miércoles, 16 de diciembre de 2020

Lista de espera

Lista de espera para el colegio,
lista de espera para el piso,
lista de espera para el quirófano,
Lista de espera... siempre esperando.
Nuestros padres en la residencia,
nuestros hijos en la guardería,
nosotros en el trabajo.
Nosotros... muriendo en el trabajo.

La comida escasea como nunca
en tiempos de cocineros con pinzas
posando bajo los focos.
La vida es una carrera en nuestras cabezas
intentado escapar de un laberinto bancario,
ciclópeo, omnipresente, omnipotente.
Los días se acortan y la luz se apaga
como el dinero a final de mes.
Ni la luz del día es fiable
bajo la posibilidad del impago.
El calor de los hogares se pierde en el ocaso
cuando los números se ponen al rojo vivo.

Lista de espera para el colegio,
lista de espera para el piso,
lista de espera para el quirófano,
Lista de espera... siempre esperando.
Nuestros padres en la residencia,
nuestros hijos en la guardería,
nosotros en el trabajo.
Nosotros... muriendo en el trabajo.

Pensábamos que el genio de la lámpara
era una fantasía del deseo inmediato y sin columnas,
hasta que llegó a nuestras puertas
un enjambre de drones de Amazon
acuciado por el consumo de impulsos
y devorando la carroña de nuestra deriva.
En España siempre han sobrado 26 millones de personas,
pero no las fusilarán porque su miseria es necesaria.
Sin ellas la tasa de ganancia se derrumba.
Las rutinas de un ejército de termitas
como palíndromo roto de paraíso fiscal
siempre al otro extremo.

Lista de espera para el colegio,
lista de espera para el piso,
lista de espera para el quirófano,
Lista de espera... siempre esperando.
Nuestros padres en la residencia,
nuestros hijos en la guardería,
nosotros en el trabajo.
Nosotros... muriendo en el trabajo.

Nuestros genes nos condenan al olvido
en forma de piedra inevitable.
Vivimos nadando en plomo frío
que hipoteca nuestras moléculas.
Se cayó Google pero no nos dimos cuenta
porque estábamos en el campo.
Se cayeron los trepas arribistas del carro
cuando los votos comenzaron a fallar:
la hemeroteca es el mejor insulto,
como un espejo perfecto.
Mientras, el resto quemamos los días en la

Lista de espera para el colegio,
lista de espera para el piso,
lista de espera para el quirófano,
Lista de espera... siempre esperando.
Nuestros padres en la residencia,
nuestros hijos en la guardería,
nosotros en el trabajo.
Nosotros... muriendo en el trabajo.


jueves, 10 de diciembre de 2020

Letras para el 4º EP de Heridas de K

Letras improvisadas y grabadas sin pensarlas mucho.

Cómo limpìar un río

Dónde está la lengua que habla de estos días.
Cómo limpiar el río de nuestras huellas.
Dónde están las manos que abren sus ventanas,
que encuentran en sus paredes el calor de lo vivido.
Cómo caminar en este alambre tenso
entre realidades que nos desdibujan
y saber lo que somos, y saber qué queremos,
y elegir las quebradas caricias que esperan
en un valle secreto.
No dormir en las rendijas, ser otro aire, otro viento,
un sendero escondido que nos lleva a cielo abierto.
Donde somos sólo agua y sólo hielo.
Donde el eco del glaciar es el tuétano
de nuestros huesos.




Nuestros cuchillos serán mucho más crueles

Gotas en la ventana, el gato en el jardín.
Las grullas cortan el cielo cuando vuelves aquí.
Un tiempo irreal, sin asideros.
Un silencio mortal, asfalto y cemento.
Rota está la cadena y el esclavo no quiere huir,
asustado de las nubes y del viento,
y del sol de abril.
Nada rompe el miedo de quien de miedo se alimenta.
Nada pone caminos en los pies del que tiembla.
Hay una nueva geometría en las calles,
nuevas distancias y abismos insondables,
caras que esconden la voz como nunca la escondieron,
miradas abandonadas por las palabras del silencio.
De esta saldremos convertidos en mejores personas.
De esta saldremos haciendo mejor la guerra.
Nuestros cuchillos serán mucho más crueles.



Corza asesinado por un mierdas

Sus huellas mueren en el arroyo.
Sus ojos cansados. Ya no la oigo.
Ya no será una sonrisa en el bosque,
ese secreto que espera en el monte.
Toda su fuerza, su limpia silueta
desparecen en las babas de la bestia
que apenas sabe hablar sin cagarse encima,
ectoplasma que vomita en la vida.
Nada como su luz al anochecer,
como su vuelo de curva inadvertida.
Eres mono contrahecho
que se baña en excrementos,
una boca sin palabras,
los sueños que todos odian.



Mujer loba

Sedienta de luna, sedienta de ira,
como en aquel tebeo de Alan Moore.

Sin descanso, sin un hogar.

Rodeada de tedio, sufriendo en silencio.
Helada en invierno, perdida en lo azul.

Sin descanso, sin un hogar.
Un mundo hostil, balas de cristal.

Despacio se abre la herida del cielo,
deprisa se pierde tu voz en el tiempo.
El miedo da paso a la furia y la rabia,
destrozas la cárcel de las miradas.

No esperas ya nada que no esté en tu mano.
Confusa y cansada de este mundo extraño.
Tanta violencia, tan pocos resultados.
Estamos tan perdidos, vivimos tan enterrados.

Sedienta de luna, sedienta de ira,
como en aquel tebeo de Alan Moore.





miércoles, 9 de diciembre de 2020

Plaga de conejos

Constantemente en la radial de fumigación atronadora,
decenas de coches densos como grasa zumban mil por minuto,
sobre los límites de velocidad permitidos en cualquier anatomía,
anatomía nacida y nutrida de gases negros como almas de oligarca;

partiendo el territorio su serpiente circular de hastíos,
yendo en tropiezo eterno a vender malamente su fuerza de trabajo
por un sueldo obligado en su vergüenza, por un sueldo de mierda,
acelerando sin norte por la radial en contra de todas las bocas. 

Al lado de esa arteria de la miseria vestida de luces metálicas,
al lado de todo esto dicen, dicen que hay una plaga…
de conejos.

Vidas atascadas para producir cosas que no necesitamos,
como cuchillos sin pan y labios sin futuro, sin sombra,
se desesperan en celdas con aire acondicionado y lector USB.
Una fotocopia de una fotocopia de una fotocopia.

Decenas de miles de vidas subsumidas a cada instante
en interés de minorías podridas en cuerpo y alma
pero con paraísos de compra y venta y banderas de recambio en el todo a cien,
matando y esquilmando el planeta, su tuétano y sus albas...

Al lado de todo esto dicen, dicen que hay una plaga…
de conejos, y por eso hay que matarlos,
porque el descaste lo decide el más cruel,
el que hace de la lepra su herencia y su legado.



sábado, 5 de diciembre de 2020

Hay una medalla de la URSS en Venus (todo está en Verhoeven)

Somos de una tierra antigua como la mordedura del cielo,
pero nos esforzamos en vivir en balsas a la deriva.
Hay una medalla de la URSS en Venus
pero ahora el patrón es un algoritmo,
y la burguesía un sueño húmedo para cobardes.
Que baje la niebla para cubrir las cunetas ateridas.
Hacia atrás se dirigen las preguntas,
donde las certezas son más sólidas.
Las cloacas siempre serán inevitables,
porque siempre serán necesarias:
es su curso de miasma lo que ahoga las voces.
 
En estos días de aluminio gastado,
de palabras abiertas de piernas
a cambio de monedas con moho;
de penas en bucle
y lanzazos como alientos últimos
donde baila un parpadeo de balas;
 
en este tiempo los dientes
son el puente erosionado
bajo el que cobijar las vergüenzas.
El lumpen se caga en la escuela de Ferrer y Guardia
a cambio de los restos del banquete.
No ofreceremos más nudillos
para que sigáis tragando priva.

Hemos manchado de café las agendas,
es lo más parecido a una cicatriz de bala
que recuerde quiénes hemos sido.
Es la hora del pan prieto
y las manos aferradas a la carne de la tierra.
No es momento de vuelos sin rumbo.
Tocaremos la misma canción en bucle constante,
perderemos la pasión pero ganaremos el cielo.
Hay una medalla de la URSS en Venus.
Hay una medalla de la URSS en Venus.
 
Desde el quince eme todo es una eme.
Todos los hombres violan en potencia.
Guerras, putas y clases siempre las ha habido.
Esto es lo que hay: el pez grande se come al chico,
El Pais y sus lacayos romantizando la pobreza,

Corrales bici y otros feudos de lo sentido sobre la materia;
cincuenta por ciento de paro
pero necesitamos más emigrantes muertos en el estrecho
para el ejército de reserva de los desempleados
que justifique el dinero en Suiza.

La revolución era Loreta segregada y empobrecida
escondiendo el pene por las esquinas donde se vende.
Todo ha cambiado, pero no ha cambiado nada.
Hay una medalla de la URSS en Venus,
hay certezas todavía pero no las vemos.

Estamos solos y nada tiene sentido entre las estrellas
salvo esta voluntad de virus tan odiosa.
El mundo está lleno de hijos de puta
poniendo puertas al campo escopeta en mano.
Qué fácil es ser el más malote del barrio
cuando no pagas el hospital.
Todo está en Verhoeven.
Todo está en Verhoeven, sí,
pero hay una medalla de la URSS en Venus.

Hay una medalla

de la URSS

en Venus.