miércoles, 28 de abril de 2021

Ya vuelven las aves como piedras

Ya vuelven las cigüeñas.
Ya vuelven las gaviotas.
Yo no sé qué más necesitas para
olvidar a Dios por siempre, amén. 
Vuelven, y aunque se bañan en ríos sucios
y se alimentan en vertederos,
siguen siendo evidencias más ciertas
que cualquier ciudad del globo.
 
Hay una grulla solitaria y perdida,
girando alta, muy alta, 
sobre las calles de Usera,
buscando sin rumbo una última bandada. 
Es su canto desorientado el de un tiempo
sin raíl ni vapor ni raíces.

Pienso qué bien la lluvia y los charcos
que nos retienen con su roce
en este alejarse del mundo.
 
Un mundo donde la mayoría de la gente
nace con ovarios pero todo se hace por cojones.

Desde que las miradas son amenazas y abusos
ya no soy cacto ni espino: bajo la cabeza,
bajo las pestañas quemadas de luz.
 
Quedo fuera como las balas en sobres
quedan fuera de la normalidad democrática
que, no obstante,
necesita la normalidad de bloqueos
y embargos para quien no traga,
 burbujas de hambre y bombardeos
para quien estorba en google
al hambre del ogro.
 
Ya vuelven las aves, como piedras
en las que siempre tropezamos.
Ya vuelven los absurdos
vacíos de índices que señalan.
 
 
 

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