Para qué pensar una revolución
y en organizar el mundo de otro modo
pudiendo quedarnos
en una guerra mundial zombie,
en el derecho individual a la riqueza,
en los cuidados y la salud mental
que doman la rabia.
El capitalismo necesita
un ejército de reserva de parados
para mantener los sueldos bajos
y la tasa de ganancia alta
y los ministerios de interior del capitalismo
necesitan un ejército de lúmpenes
que justifiquen el control y la represión.
Abrimos las fronteras
y bienvenimos a los refugiados
que provocaron nuestras puertas y abrazos
esponsorizados por multinacionales
a las que nunca guillotinaremos:
somos el ruido del sismo, su núcleo.
Europa se está cayendo de su propio abismo.
Cuando la vida no vale nada
el oligarca se construye
alas de mariposa con pesado oro.
...
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