miércoles, 28 de febrero de 2024

A veces Bukowski acertaba

Es verdad, no lo creía
porque lo dijo Bukowski,
y hace tiempo que no aguanto a Bukowski
por la misma razón
que alejó de mí tanto la anarquía:
por su estúpido club de fans
que se piensan fuera de todo
pero siguen estando en el centro
de los estadios de fútbol,
los telediarios y las bolsas de Madrid,
Nueva York o Tokio.
El caso es que es verdad:
los poemas hay que buscarlos en la calle.

martes, 27 de febrero de 2024

Lumpen pequeño burgués

Insistís en llamar accidente
o mala suerte
o falta de esfuerzo y dedicación
a lo que es normativa
mecánica de un estándar.
Insistís en olvidar
que vuestro antiguo bienestar
se debía a la unión soviética
y el miedo que producía
en los oligarcas la posibilidad
del correcto funcionamiento
de la balanza.
Soy pesimista y así
intento no quedarme corto
para con la realidad:
un gran porcentaje de conductores
elige atropellar al sapo
que cruza el asfalto;
un mediano porcentaje
intenta esquivarlo
y un mínimo porcentaje
baja del coche,
lo coge con las manos
ahora sucias
y lo saca de la carretera.
Vivo en un barrio
de pequeños propietarios,
de pequeños burgueses fanáticos 
—hasta la violencia—
del capitalismo;
y cuando el capitalismo sigue
sus dinámicas y sus caídas
periódicas al abismo
el miedo a ser proletariado
los devuelve a todas luces
a lo que siempre han sido,
a la fina línea
—que ya se desvanece—
entre el macarra y el criminal.
Os empeñásteis en tener calle
y os quedasteis sin futuro.
Niñas de catorce años comentan
entre carcajadas
cómo sus amigos se pegan
con los policías y les quitan la porra.
Y no por una causa
sino por un ego lesivo.
Es increíble
cómo una horda de analfabetos
intuyó y luchó
por un mundo más humano
hace ciento veinte años
y cómo hoy masas de individuos
con todo el saber posible
en un teléfono
abogan por ser analfabetos
funcionales e insisten
en ir hacia atrás,
volver a la barbarie.
Con la excusa de tener calle,
de ser de barrio,
calienta motores
el fascismo y la reacción.
Brillan como algo venenoso en la oscuridad,
y qué oscuras y yermas serán sus vidas
cuando terminen yermas y oscuras.

miércoles, 14 de febrero de 2024

En la nada y en la mierda

he publicado

más de mil canciones

en mi tiempo libre

en estos últimos veinticinco años

en ellas he tocado guitarras

panderetas bajos pianos

acordeones gaitas baterías

saxos flautas de todo tipo

he gritado a dios

y al diablo y al vacío


he lanzado

más de mil páginas de poesía

en libros y plaquetas

y todo ese esfuerzo

como el de los intestinos

formados tras millones de años de evolución

acabará en la mierda y en la nada

porque hoy día

ya está en la nada y la mierda

y ni lanza sombra ni eco

y así está bien



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miércoles, 7 de febrero de 2024

La poesía de los retretes en prime time

Me contaste tus vomitonas
en mil retretes
y los polvos que echaste
en esos mismos retretes
antes o después de vomitar,
o a veces, mientras vomitabas.
Y lo llamaste poesía
y me quisiste vender el libro,
pero yo ya había apagado la tele
y nunca me instalé Tik-Tok.

jueves, 1 de febrero de 2024

Las luciérnagas

En los primeros años sesenta, a causa de la contaminación del aire y sobre todo en el campo, a causa de la contaminación del agua (los ríos azules y los arroyos transparentes), comenzaron a desaparecer las luciérnagas. El fenómeno fue fulminante y fulgurante. Tras unos pocos años ya no había luciérnagas. Son ahora un recuerdo, bastante desgarrador, del pasado.
(P. P. Pasolini)


La desaparición de las luciérnagas,
del zumbido de las abejas,
entre los charcos de pis
en este vagón de metro.
Afuera la nieve y la jungla.
Arriba el exceso lumínico
y el reconocimiento facial
de las inteligencias artificiales
en una guerra tan lenta
que no la percibimos.
Una guerra donde no sabemos
qué hacer con los muertos,
esos que admiramos y quisimos:
¿Dejarlos con nosotros?
¿Resucitarlos?
¿Que descansen para siempre?
Y no, todas las novelas de Hemingway
no equilibran su balanza
con la sangre de criaturas inocentes
pesando tanto.
Cómo hablar del peso de una época
si sólo alcanzamos a ver una parte
de esta calle desde nuestras ventanas.
Todo era más fácil antes,
todo más sólido:
el pan, los obreros…
El futuro era mejor antes
porque no estábamos entonces.