que odia su vida por incomprensible
y por ello la dedica a escapar,
a huír de sí;
el ser humano es una huida
que se odia por huir.
Hay quien se sube a un tren
buscando respuestas;
hay quien se encarama a sus ventanas fugaces
esperando un horizonte por descubrir
y hay quien anhela una recta
eterna en sus raíles para disgregarse
en el tiempo que ofrece la distancia
a sus errores.
Yo ya solo veo en este vagón
otra cochiquera más
donde se come ruidosamente,
se grita por miedo al silencio,
los teléfonos vomitan reaccionarios,
ritmos embrutecidos y pestilentes
los chicles se mascan
en borborigmos fangosos de esfínter…
En este vagón sigo viendo la astronave
que llevará la guerra a mundos deshabitados
antes felices en su silencio.
Y todo ello en una huida colectiva
de individuos aislados
inadvertidos de estar huyendo.
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