En mi vida no ha habido
apogeos sino epicentros.
Nada ha sido una escalera
ni mapa de operaciones militares.
Sólo la casualidad construye
esto que existe,
de ahí la fragilidad de todo.
Por ello me quedo
en el lugar donde los triángulos
elijan curvar sus líneas,
el lugar donde dibujo manos
que imitan la vida,
donde la gente fría huevos
bajo tierra.
No es este barco el que se aleja,
es todo un mundo el que se arruga
y envejecido desaparece
donde acaban las olas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario