sábado, 25 de agosto de 2018

Mirador sobre base.

viernes, 24 de agosto de 2018

Mirador

Un hueco entre las nubes,
Dios nos espía por una cerradura de vapor
con su haz de dedos dorados.
Se enciende la tele y balbucean futbolistas
propiedad de multinacionales
que financian a mercenarios,
y banderas en ventanas y berridos primarios
y entiendo la guerra eterna. Ninguna simpatía por quienes corren,
gustosos y ávidos, a ser carne de cañón.
En este mapa de abolladuras los que oyen voces,
los que hablan con Dios, esos
a quienes la aritmética reptiliana de la magia sobrecoge,
así deciden someter a yugo pentagramas,
bosques y tejados.
En la barricada baldía, se proponen antídotos
tan inermes como mujeres aspirando cáncer de hombre.
La indignación por un cruel vídeo viral nos ahorra
ver la argamasa atroz de cualquier coordenada.
Un like y un me interesa vinieron a sustituirte
en la primera línea, en el cemento y la raíz,
en el edificio de tu tiempo.

Queda la primavera,
con su ejército de semillas agazapadas y al acecho.
Algo inmenso y desafiante
como versos en la cancela del camposanto.
Quedará, sin embargo, también mi cadáver,
enamorado de los gigantes, de los titanes que enfrentan
(más y más ciclópeos siempre)
a la nanotecnología propagándose,
más de polímero y fibra y drone certero.

Quedará mi cadáver poroso, alimento de árbol,
cerrando la elipse de serpiente que un buldócer quiere trocear.

Versos pelados de golpear

La poesía como un arte marcial,
sus escuelas y disciplinas,
y yo agitando los puños
como el último borracho del bar
asustado del alba.

No es autonomía, es abandono

Los grupos de autoayuda son el “buscaos la vida en el caos que produzco” del liberalismo. El Estado provoca dolor, pero te da una migaja de libertad para que te sientas realizado ("empoderado" dicen desde el Ibex) intentando lidiar el dolor. Te dan un margen de aire para excusar su responsabilidad y causalidad, su falta de atención y negligencia. Por eso florece en EE.UU. el concepto de “comunidad” que agrupa al empresario y al desheredado, por eso florecen los grupos de alcohólicos anónimos en ciudades invadidas de licorerías. Porque os quieren lamiéndoos heridas y recogiendo heridos y no organizando un ejército.

Un adosado para los críos y el perro

Matarían por un adosado de las afueras, en el campo. Cuando se hipotecan de por vida en uno, maldicen a los insectos del campo, a los roedores del campo, a los olores del campo, a la falta de autobuses en el campo, a no poder aparcar sus tres coches en la puerta de su casa en el campo. Dicen buscar la paz del suburbio, mientras portan el ruido y el residuo, exigen nuevo asfalto del colegio a la oficina, más carreteras como latigazos al territorio, incapaces de dejar la herida. Asiduos al codazo como método de escaleras.

En la órbita decolorada de la ciudad, sé que una silueta a lo lejos —minúscula entre caminos y tallos dorados—, será la puerta al abismo, epicentro clónico de esta malla del desastre.

sábado, 18 de agosto de 2018

La primera piedra

Los poetas que trepan y se toman tan en serio,
sólo orbitan alrededor de las agendas más abultadas,
más eléctricas y omnipresentes,
quedando el papel en las tareas por hacer.
Adoran llamarse mutuamente valientes,
cuando cabalgan escenarios con pose heroica,
desfilan en bares y centros concertados con el Ibex,
pero nunca recitaron escupiendo en la cara de un madero,
barricando con sus versos un desahucio.
Se palmean en cadena las espaldas por su arrojo claro,
pero seguimos sin entender qué dijeron.
Lanzan sus alabanzas de tenis de mesa,
como un bumerang, como a un espejo fractal de balanzas,
y sus líneas son digeridas -sin necesidad de bicarbonato-
hasta por Jose María Aznar.
No saben cuidar de su barrio,
pero nos hablan de germinar el futuro.
Llegan a ser graciosos,
como una máscara de animal de extraña latitud
en el ascensor.
Reyes del mambo pero ovejas camino del Matadero.
Nos llueven sus libros a tres líneas por hoja
en el tiempo de los bolsillos vacíos.
Vacíos nos llueven sus libros, su papel de hueso gritando
que el emperador sigue desnudo.
Arguyen la condición rompedora del silencio,
pero no hay otro regalo más deseado por el tirano
que la ausencia de grito,
la carencia de chillidos de tenedor acuchillando platos tristes,
el vacío de tumultuosas carreras infantiles sin hipoteca.

Supongo que ahí estamos, sin tirar la primera piedra
y deseando firmar el humo y el foco.

viernes, 10 de agosto de 2018

Latitud, longitud.

(Esta es una letra en la que he invertido más recursos poéticos de lo habitual, aunque procuro no hacerlo y ser muy llano y directo en la música)
Se puede escuchar aquí:
https://alminimal.bandcamp.com/track/latitud-longitud
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Sólo es un simple vuelo.
Sólo es un tercio de reloj.
Una breve línea en el mapa.
Sólo es otro horario.
Sólo es otra curva del sol.
Sólo es una noche naranja.

Y es que así intento recoger los pedazos de mi tiempo.
Sólo así puedo resistir, si veo el mundo tan pequeño.

La noche cae demasiado rápido,
la noche es una larga confesión.
El suelo mojado muy a menudo.
No veo manos, no veo sombra.
Confundo edificios con el asfalto.
Nadie aquí camina descalzo.

Y es que así intento recoger los pedazos de mi tiempo.
Sólo así puedo resistir, si veo el mundo tan pequeño.

Y me siento en un banco.
Y no sé quién tengo al lado.
De dónde vengo. A dónde iré.
Nada depende sólo de mí.
Las pantallas siempre mienten.

Y es que así intento recoger los pedazos de mi tiempo.
Sólo así puedo resistir, si veo el mundo tan pequeño.

Alguien me está mirando.
Alguien me quiere hablar.
Se cierra una puerta, se abre un ventanal.
Tarde o temprano, volveré a mi lugar.

jueves, 9 de agosto de 2018

La escena

En serio, de verdad.
Preferiría estar en casa
jugando al ordenador,
café al lado,
la perrilla en los pies.

En lugar de estos alrededores de poesía,
estos uniformes de poesía,
estas sonrisas debidas de poesía,
esta poesía en mis manos.
Algo falla,
siempre la fisura en las palmas,
siempre una mella sobre los ojos.