Los héroes que produce el mercado
son el villano en las sombras siempre;
siempre al final.
Pese a todo y a diario
repetimos la misma película,
con estupidez absorta y hueca.
Nos hemos quedado sin brújula
y el ancla nos parece opresora
ahora que la tormenta se acerca
y el duro acantilado inmediato
—con sus piedras afiladas—
ni cede ni perdona.
O asaltamos la producción
o nos producirán a cadena perpetua...
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