martes, 21 de abril de 2020

Yo hice lo que buenamente pude

Adictos a sustancias
me aleccionan apestando a cerveza
sobre la primera causa humana:
no el reparto de riqueza, no,
al parecer es la libertad.

Masticando animales, seres sedentarios
al volante de su máquina de cáncer
me brasean sobre el cambio climático
porque cada día soy más incrédulo.

Llevo X en las manos desde hace 30 años
“dejar de hacer” es mi opción vital hace tiempo,
no formo parte del pelotón
ni fusilo la vida en mi viaje cotidiano.

A todos los lugares intento ir pedaleando
y aunque las cosas sean como digas
yo hace tiempo que estoy limpio.

No tomo parte en los disparos,
ni me integro alienado en las filas
de la horda que en silencio va minando
los pulmones de las nubes con silicio.

El eco de los gritos moribundos
llega a mi calle, como a todas,
sé que no pulsé el gatillo ni firmé documentos
que hicieran aullar al mundo
ni que drenaran el mar de sus olas.


Y aún así, con tu culpa monacal y mal curada
me acusas de privilegios que no disfruto
porque alguien es torturado en las sombras
o una vida desaparece en momentos
mordida por bocas hambrientas pero cerradas.


No, queridos, no;
no soy yo quien vive del plusvalor ajeno
ni quien mata con su cuchara,
ni quien pinta de dióxido el futuro de su hijo.

Ni siquiera soy el que nutre al plutócrata,
pues elegí ser cometa sin destino concreto.

Mi elección es segura como un nicho,
mi calendario está lleno de trampas
y sé que mi cadera sufrirá el destino
del ludópata en la ciudad tomada
por las casa de apuestas.


Camino limpio y desnudo entonces
con la certeza de la certeza vivida;
yo hice lo que buenamente pude.
Aún sigo remando donde no estorbe
pero no callo cuando veo que el agua sube
aunque entre risas, penas y acordes
no espere ya nada ni encuentro salida.




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