Debajo de los árboles y más aún,
bajo los animales: las palabras.
Acercarse a la poesía,
no dejarse tocar mucho por ella,
limitarse a la maravilla de significados
en su arcoiris de cascada,
sus miles de gotitas diminutas, polvo.
No obstante.
Si la poesía es alimento la veo escasa
de proteínas y carbohidratos.
Supongo que pongo mi cuerpo
a doblar montañas demasiado a menudo.
Las montañas son perfectamente abismos
si giramos la horizontalidad del mundo.
La poesía, entonces, mero consuelo;
si voy demasiado lejos quizá una muleta.
..........
Que se adaptó así:
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