sábado, 2 de agosto de 2025

La noche es algo demasiado serio como para llenarla de borrachos

En la noche
quien hace más ruido
es quien menos la respeta
y más la enturbia.
La noche es algo demasiado serio
como para llenarla de borrachos;
embrutecidos,
presumen de quemarla,
cuando realmente queman los días.
No hay lamento más triste
que los berridos eufóricos
del rebaño alcoholizado
entre turnos del matadero.
Imagina alardear de ser libre
y salvaje en la noche
cuando sólo estás
en la hora del bocadillo
antes de la sirena.
Imagina buscar en la noche poesía
cuando la conviertes en la alfombra
bajo la que ocultar miserables pelusas.
Imagina perseguir labios en la noche
cuando ya no eres persona,
sino baba y demencia.
Imagina creer que en la noche
embrutecerse rompe tu rutina.
Imagina estar convencido
de que el consumo de nada
en una masa cíclica y uniforme
te aleja de la nada
si ocurre en la noche.
Imagina sentirte más persona
cuando menos piensas,
más ensucias y menos aportas.
Dónde escapar si hasta la noche
es sólo un reflejo
del fulgor que produce
un millón de pantallas
para un enjambre de polillas confusas.
Para qué reservarse a la noche
si allí no existe el horizonte.
Por qué esperar algo de la noche
si hemos fracasado incluso bajo el sol.
Ponerse medallas de insomnio
como si no fueran llamadas de auxilio,
síntomas de un vacío.
Sólo entiendo la espera del alba
cuando tus manos no se miden 
en esta órbita planetaria.
Sólo entiendo la noche cuando
es la parte más pura del día.





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