domingo, 2 de febrero de 2020

Vivo distorsionado pero tranquilo.

Vivo distorsionado pero tranquilo.
Todo tiembla, y por eso no caigo, sólo me agito.
Vivo en el tambaleo, me relajo en el balance.

Fluye el caos y lo irremediable,
ya no siento irresoluble
lo que nunca fue un problema,
sino simplemente un entorno.

La explosión es lenta y así, acogedora.
Viajar a los cuatro puntos cardinales
en tres dimensiones simultáneamente.

Las manos nos huelen a cebolla en recitales de poesía.
Todo empieza en el primer café de la mañana,
toda las historias, todos los paisajes, todas las batallas.

Vivo en un mundo de apartamentos ardiendo
con sus ventanas abiertas bajo el temporal de nieve.
Apartamentos de papel cuyos inquilinos
encienden hogueras entre alaridos de gozo y muerte.

Un mundo donde vivimos a saltos
sobre trincheras repetidas en bucle.
Me sigue sorprendiendo y desesperando
la enésima mala interpretación del mito de Sísifo.

Me hiere y trae un temblar cruel y absurdo,
babeante, malvado, a este mundo ya frío.
Cuando no tienes jubilación no es tan horrible
la idea de morir antes de jubilarse.

No hay nada ahí fuera que nos desborde
pues ya no nos habitamos.
En el espejo de la conversación
seguimos estando solos.

Vivimos en un mundo donde las miradas
han pasado a ser agresiones y provocación;
en esta acuarela decido darte lo tuyo
porque mío ya no es nada.

Si el trabajo es lo que somos,
somos mierda fungible y arrastrada.
Lo que nos hace mundo
y lo que nos hace hecho
también es lo que nos desmiga.

Por donde solía pasear al sol,
ahora yace la sombra oscura
de nuevos edificios sin alma
en una ciudad que supura pus
por sus doscientas mil viviendas vacías.

Y esto es así sin dobleces:
se me acelera el pulso,
la ansiedad por las nubes
rodeado de autovías,
rodeado de esta belleza depredadora
que nos conforma y nos cierra al vacío.

Donde tu escuchas alegre griterío adolescente
yo percibo un eco de alarido y linchamiento.
Los aterradores rumores de una noche de jueves
cuando el invierno se acerca tras el bramido de la urbe.

Más allá de las radiales
vivo distorsionado pero tranquilo.
Más allá de las radiales todo tiembla,
y por eso no caigo, sólo me agito.


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario