viernes, 29 de octubre de 2021

Repoblación

Dirías que vivo en el campo pero me callan
los anillos serpentinos de las autovías y su azabache.
En el zumbido de tumor de las radiales
encuentro todos los caminos bloqueados.

Hay un vertido de lodos urbanos
en los campos que nos rodean.

Hay no obstante un olmo, extraño fénix,
renacido y poderoso partiendo
una colina de viejos cascotes.

Aquí hemos plantado encinas y coscojas,
hemos desovado sus brotes en lugares sin futuro;
cambia la estación en un abrir y cerrar de ojos:
la bellota que pierde su armadura
es una pequeña roca de Sísifo.

Por más retoños que plante
no consigo comprender el invierno;
por más plantones que siembre
no consigo aliviar mi culpa,
imposible limpiar su peso
y construirse un perdón con la azada.

No tiene espacio a mi lado el hipócrita
que se declara neutral en el pausado combate
entre savia y escombro.
Bien lo sabe el viajero sin prisa:
es imposible pagar la deuda que tenemos
con los árboles, las fuentes y los manantiales.

El mundo torna a sombra pero sin bosque.

Qué gota de esperma turbio acudió
a fecundar esta pobre tierra,
tan lascivo en su cruzar el cosmos
para quebrar la membrana
de este óvulo casual
y llenarlo de gente y acero.

Me niego a escuchar,
me niego a aprender,
me niego a prestar atención
a su lenguaje de mandíbulas
que parten huesos,
que desnudan raíces al sol cruel.



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