Mi ciudad fue ciudad
desde la infancia mía
y el infinito era terrible
pero no advertido;
supongo que lo eterno me acompaña
desde el día que abrí los ojos al azul
sin comprender qué estaba viendo.
Quizás fuimos inmortales sin saberlo
quizás la consciencia nos puso la muerte
al lado
y con ello nos empujó a la vida.
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