Te caías de la bici
en las tardes azules del pueblo,
en el fluir del verano de Guadalajara,
tras El Gran Héroe Americano,
camino a "las casitas".
Las costras en las rodillas
crecían con paciencia de orfebre,
crecían como la corteza
del enorme castaño de Indias
que daba sombra al lavadero de la plaza.
Sangrabas y reías porque eran vacaciones,
porque el cuervo ingenuo
no había olido la carroña suficiente
para entrar en tu vida.
Caerse de la bici,
momento fijo en la memoria,
habitual,
como beber del agua fiel
de una de las tres fuentes
que custodiaban la villa.
Más de treinta años después,
con el peso casi triplicado
por la ingesta de calendarios,
el tacto de panes blancos y negros,
el cercano aceite de oliva
y mil excusas con café para esquivar
los dedos tentadores y mórbidos del sueño...
Treinta años después, digo,
caerse de la bici es una pregunta irresoluble
y la duda más punzante que nunca;
bordear el filo de la carne que ya titubea,
poner en cuestión un edificio
que empieza mañana,
desfile de imágenes en descenso libre,
estallido de puertas en agendas,
pilares de aire que ignoran el pronóstico del tiempo,
un sello que certifica
la barricada de cada despertar
al latigazo de la alarma
que te exige producir plusvalía
en un mundo tan desdibujado
que el sueño es plomo y carne.
Caer de la bici
treinta y cinco años después:
un estar solo,
desmoronado y polvoriento en el camino roturado,
tendones que protestan, dermis florecida en perlas granates,
bajo la bóveda del domingo castellano,
con manos que tiemblan perdiendo piel;
un estar alerta por si el hueso roto,
por si las reuniones pospuestas,
por si la vida frágil en el peor momento.
En la noche, espasmos
y nuevo desplome,
déjà vu bajo las sábanas;
las mismas que te protegieron de monstruos
en noches destapadas y súbitas,
respirando a través de una arruga.
Hoy son red viscosa de semanas
y telediarios en escorzo.
Caerse de la bici tras el ecuador,
paisaje momentáneo,
desde la balsa,
desde la inmensa cresta de una ola.
Uffff, es maravilloso este poema!
ResponderEliminarUy, acabo de caer en que hay comentarios en el blog...
EliminarGracias, Silvia.
Analgésicas palabras ;-)
ResponderEliminarEso, eso, para las pupitas. :D
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