sábado, 19 de mayo de 2018

Sumidero

Ver la Syriza en el ojo ajeno,
y no Podemos verla en el propio.
¿Cómo iba a cambiar de bando el miedo
si nadie había construido otro bando
en cuyo reflejo avergonzarse?
Cómo migrará el miedo
si navegamos entre batallas que son fragmentos,
porciones sin red ni lazo,
que a lo sumo aspiran a encajar
en el puzzle de lo incuestionable,
de lo aceptado,
de lo previsto por los gestores de la miseria.
Cómo dar la vuelta al termómetro,
si nos dedicamos a recoger gotas de mercurio,
y la multinacional farmaceútica que fabrica su escala
descansa en el dogma y el límite de lo posible.
Mil luchas erráticas de pollos sin cabeza,
ignorando, en toda habitación y momento,
el elefante áspero de la lucha de clases,
abusando del combustible que componen
nuestras manos y frentes.
Cómo hablar y escudarse de mareas
cuando sólo un tsunami podría arrasar
la cruel megalópolis babilónica.
El agua revuelta, girando turbia
mientras desaparece y se fractura,
por el sumidero en cacofonía
que es ganancia de pescadores.

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