Salto de la grasa al papel,
arreglo bicicletas
y mis manos escritas pasan a ser
hoja en blanco
donde el trabajo
ha trazado mapas, secretos,
un diario del esfuerzo.
Mis manos de grasa.
Hago del día una carga de ladrillos
y construyo con el tiempo
mi isla, mi castillo.
Dejando escapar palabras por la red,
y en la red quedan atrapadas
palabras pez,
brillando al sol,
pidiendo oxígeno.
Una voz como un oído,
una voz muda que quiere escuchar,
que no encuentra vestido
y en el ruido
quiere germinar.
Dejo la llave de allen un momento,
mirando nubes me siento
en la escalera.
Pasa el tiempo,
y pasa pensando
y acaricio las orejas de mi perra...
Certeza de ecuador, certeza de libro medio terminado,
de los pasos recorridos,
de golpes recibidos,
de disparos disparados,
besos de mercadillo
y cuerpos rescatados.
Calendarios siempre fieles,
de hojas como alas,
trazan vidas de colores
cuando cierras la mirada,
y recuerdas esos gritos,
esos cantos y pancartas,
madrugadas clandestinas,
el café y las tostadas.
Colocando la cadena
recuerdo otras que matan:
las palabras, eslabones;
y callar, llaves tiradas.
Dejo la llave de allen un momento,
mirando nubes me siento
en la escalera.
Pasa el tiempo,
y pasa pensando
y acaricio las orejas de mi perra...
de mi perra,
que ha venido a tumbarse
justito a mi lado,
cerrando los ojillos
bajo el sol del verano,
y los dos nos perdemos,
cada uno en sus cosas,
me dan ganas de llorar,
pero, eh, es por otra cosa.
Porque todo es tan oscuro
que se come toda lumbre,
y no tengo la costumbre
de ser el primer plato
de esta bacanal de nadas,
donde tanta mala gente
se divierte con la muerte
y con ella baila un tango.
Y quiero creer que arreglar mi bicicleta
es parte de una respuesta
que se intuye
en el borde iluminado de las nubes.
Y que es bueno imaginar
la vida sin tu presencia
y atreverse a calcular
cuándo bajará lo que sube.
https://davidsanmartin.bandcamp.com/track/mec-nica-de-bicicletas
arreglo bicicletas
y mis manos escritas pasan a ser
hoja en blanco
donde el trabajo
ha trazado mapas, secretos,
un diario del esfuerzo.
Mis manos de grasa.
Hago del día una carga de ladrillos
y construyo con el tiempo
mi isla, mi castillo.
Dejando escapar palabras por la red,
y en la red quedan atrapadas
palabras pez,
brillando al sol,
pidiendo oxígeno.
Una voz como un oído,
una voz muda que quiere escuchar,
que no encuentra vestido
y en el ruido
quiere germinar.
Dejo la llave de allen un momento,
mirando nubes me siento
en la escalera.
Pasa el tiempo,
y pasa pensando
y acaricio las orejas de mi perra...
Certeza de ecuador, certeza de libro medio terminado,
de los pasos recorridos,
de golpes recibidos,
de disparos disparados,
besos de mercadillo
y cuerpos rescatados.
Calendarios siempre fieles,
de hojas como alas,
trazan vidas de colores
cuando cierras la mirada,
y recuerdas esos gritos,
esos cantos y pancartas,
madrugadas clandestinas,
el café y las tostadas.
Colocando la cadena
recuerdo otras que matan:
las palabras, eslabones;
y callar, llaves tiradas.
Dejo la llave de allen un momento,
mirando nubes me siento
en la escalera.
Pasa el tiempo,
y pasa pensando
y acaricio las orejas de mi perra...
de mi perra,
que ha venido a tumbarse
justito a mi lado,
cerrando los ojillos
bajo el sol del verano,
y los dos nos perdemos,
cada uno en sus cosas,
me dan ganas de llorar,
pero, eh, es por otra cosa.
Porque todo es tan oscuro
que se come toda lumbre,
y no tengo la costumbre
de ser el primer plato
de esta bacanal de nadas,
donde tanta mala gente
se divierte con la muerte
y con ella baila un tango.
Y quiero creer que arreglar mi bicicleta
es parte de una respuesta
que se intuye
en el borde iluminado de las nubes.
Y que es bueno imaginar
la vida sin tu presencia
y atreverse a calcular
cuándo bajará lo que sube.
https://davidsanmartin.bandcamp.com/track/mec-nica-de-bicicletas
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