lunes, 9 de septiembre de 2019

Cuestión de garras

Llaman privilegio a comer tres veces al día.
Esperan justicia de un cargo electo
cuando hay compañías que compran países.
No creen que las oposiciones de colores
sean mercenarios pagados desde fuera.
No pueden negar, no obstante,
que las mafias armaron esquiroles en Chicago
y eliminaron sindicalistas en Marsella,
con dinero de la CIA.
A este redil de criaturas estabuladas
intentan reducir la izquierda,
convertida en un desfile de grotescas figuras
de ego hinchado en su moralidad petulante.
“No siente la libertad quien nunca
se ha sentido oprimido”,
decía Pessoa.
Y me parece a mí que, incluso en libertad,
muchos optan por sentirse oprimidos.
Muy oprimidos.
Como si la vida en este planeta
no fuera una cuestión de garras.

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