viernes, 12 de noviembre de 2021

Aspiro a no estar en medio de las cosas...

Aspiro a no estar en medio de las cosas,
ni a espectador pretendo,
paso así a ser parte del problema:
inclinados y esgrimiendo cuchillos
los dos hemisferios de la batalla,
soslayados y vigilantes sobre mi cuello.
Me falta vida,
me faltan hojas en el calendario,
pasos del minutero tropezando
con las horas,
me falta agenda para seguir
cometiendo errores,
para seguir corrigiendo rumbos.
Todo es humo que huye rápido
y es imposible reconocerse
en el vértigo.
Vivimos rodeados de emperadores
desnudos
y amenazas de hoguera
para el hereje con ojos.
Ya no hay tranvías
arbitrando el boxeo de los coches,
ya no hay palabras escapando
de los teléfonos.
Bajo el capitalismo no existimos,
sólo somos funcionales.
Envidio la soledad
oscura y húmeda del champiñón,
viviendo en un útero mineral
lejos del frenesí sin meta.
El silencio es un invitado
incómodo en nuestros días,
una visita cuya partida aguardamos
impacientes
pues su presencia es un espejo
que no renta en el mercado.
Cómo ser padre en estos días
si no quiero sacrificar besos por balas.









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