viernes, 5 de septiembre de 2025

Cabronías XXXIV

Si éramos felices y no lo sabíamos
quizá la felicidad no exista,
quizá la felicidad sólo sea un horizonte.


Ser joven no es una cuestión de edad sino de nicho de mercado.


Sentirse más vivo que nunca precisamente porque toda esta muerte que nos rodea nos ha derrotado.


La infancia se ha extendido hasta la veintena
y sólo consiste en la repetición
de consignas y gestos de consumo
que impone un algoritmo
que se piensa a sí mismo.


El tercer Mundo no comienza
en el saqueo o la ausencia de recursos;
comienza en la ausencia de valores de un yo
que vive en lo inmediato como único.


No me importa delegar y ceder a un liderazgo: todo el mundo necesita una brújula
y son muy pocos los buenos marineros.


El poeta intenta con sus aforismos
domar el mundo
para no cagarse de puro terror.


Borrar una ciudad con una bomba termobárica
y subirlo a Tik Tok: eso somos.


Si compara a Hitler con Stalin cierra el libro: o es un sofista y su boutade, o es el enemigo.


La libertad solo es cuando dejamos
de ser conscientes de ser.

La libertad solo es posible
cuando desaparecemos
de nosotros mismos.


Todos tenemos una ética de la hostia
hasta que nos ponen de mala hostia.


Porque lo eres yo no te creo, hermana.


No creo en el más allá
de ninguna religión que lo prometa,
porque no me salen las cuentas:
¿quién cambia la eternidad
por ochenta años impolutos?
Me huele a estafa, primo.


Los que no se mojan están empapados;
los que no se pringan son los más pringados.


Celebrar el cuerpo que cruje, que se duele, porque ha conseguido llegar en su aventura hasta el tendón osificado. Cómo respetar a quienes hablan del cuerpo
por miedo a hablar del mundo.

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