Cuando los árboles pierden sus escamas
el bosque es un dragón que, cansado
de verano, se mimetiza con el otoño
y abandona sus colores tersos para
adquirir un ondular dorado al viento
y finalmente deja a la vista
sus huesos hasta la primavera.
El enorme saurio no se avergüenza
de su desnudez de esqueleto, sabe
que en esos nudos y líneas
quebradas aguardan los frutos,
todas las flores
en la espera
de lo que siempre retorna.
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