La España de Abascal se resume
en Abascal abatido
por las armas que defiende;
se define en cañones pululando libremente
bajo el libre mercado —y su gusano corrupto—
que Abascal quiere.
Esa España que madruga
para perder gente en cunetas
y multiplicar paredones
en el nombre del dios de los caciques.
La España que se llena su descomunal boca
defendiendo la muerte y la tortura
como sinónimos del campo,
esa España dizque del agro,
que no suda en invernaderos
por un plato de arroz y un camastro,
esa españa de señoritos y santos inocentes.
La España rancia e imperial
La España rancia e imperial
donde el hambre y la miseria eran adobe
del edificio que se pavoneaba elevado
ignorando las grietas que lo sostenían.
La España de Abascal es de lazarillos,
La España de Abascal es de lazarillos,
pan duro y cólera galopante,
de muertos llorando sangre en otro hemisferio
para embolsar las arcas del duque de Alba,
y el duque de Alba cobrando de Europa
subvenciones de terratenientes para terratenientes.
La España de Vox es la españa sin voz
La España de Vox es la españa sin voz
y de huesos quebrados,
España de idiotas famélicos babeando
al masturbar la bandera que les roba el pan
para dárselo al perro del oligarca,
la españa que mata a sus hijos en tierras lejanas,
a mayor gloria del rey fratricida que mata elefantes.
La España de Abascal es el eco tramposo
La España de Abascal es el eco tramposo
de un pasado travestido, buscando paliar
las miserias de la España de Abascal.
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