miércoles, 12 de junio de 2019

Que encalle la luna

Pían furiosos los pájaros en las madrugadas, gorjean al día su ira, lo intuyen bajo la luna que cae. Que no amanezca. Que las estrellas tornen a brillante placa de hielo y la luna encalle, quede varada en tal llanura azul y pálida, que no descienda jamás en esta noche eterna de polvo de diamante. Que de la gente sólo quede el silencio y que sea esa la canción del mundo en la madrugada de verano que ya es gélida. Se anticipa el día, pesadísimo y triste, rebosando palabras turbias, motores. índices de precios al consumo, caras grises y erosionadas, caras de fumador consciente y orgulloso en sus grilletes. Me quedo en la noche: sus dudas como guadañas son caricias frente al disparo de los días asfixiados entre el sol y el asfalto sin solución.

No hay comentarios:

Publicar un comentario