jueves, 25 de julio de 2019

El día que murió Rutger Hauer

Pijos capullos en diésel
se despelotan en el campo
para "conectar con la tierra".
Antes de las ocho
ya hemos regado los frutales
que plantamos hace treinta años
y que están muriendo de calor.
En el barrio conectamos.
Es toda una experiencia vivir con miedo.
Ya no hay conciertos de folk
en la taberna de Elisa;
su mentor falleció en el Alvia de Santiago
y no puedo volver
a aquellos dieciséis años de reels
y cerveza negra.
Las montañas sucumben al fuego
como cada verano.
Hay lluvias que son llaves en llamas,
lágrimas brillando más allá de Orión.

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