jueves, 9 de septiembre de 2021

La poesía está a la venta como todo lo demás

En tiempos en los que respirar
sólo es un recurso para conseguir beneficios,
la poesía está a la venta como todo lo demás.

La poesía en Madrid es pasivo agresiva.
La poesía son bares aleatorios
donde viejos verdes y bohemios fotocopiados
meten fichas a muchachas.
El País y sus turbios accionistas nos muestran
el desafío de los poetas más independientes.
Lo moderno es que nada dure más allá de su compra.
Que aguante lo justo para germinar una moneda.
Hay quien siente la poesía como una obligación,
como el que acude al gimnasio ya que lo paga
pero desea quedarse en casa comiendo pizza.
El mejor poema te arranca a traición una risilla
porque su verdad provoca lágrimas.
El mejor poema consigue que nos acerquemos
si la traducción lo despoja de líneas rectas,
si sólo queda su esfera a la vista,
si nos deja cantando a un hueco en la tierra,
rodeados de bellísimos perdedores
cuando la victoria es el fracaso colectivo.

En tiempos en los que respirar
sólo es un recurso para conseguir beneficios,
la poesía está a la venta como todo lo demás.

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