sábado, 12 de marzo de 2022

Guardo alguna esperanza

Madrid en la distancia se ve roja y blanca:

los nuevos rojos, los viejos blancos,

y los monstruos que surgen

entre el nacer de unos y el morir de otros.


Hay disparos y bombas,

oligarcas riendo y animales torturados,

un bosque quemado y un concejal

con dientes en los bolsillos,

normativas y derecho para violar

consentida y legalmente,

y hay un fondo marino asfaltado

de gente muerta.


Un enorme bando de grullas escribe

su confuso poema durante unos minutos

sobre el cielo de los vertederos,

tan altas sus alas

como el cosmonauta de vuelo infantil. 

Trazando versos de peonza sin mapa,

su decidida y alegre sinfonía encuentra

por fin el rumbo,

avanza decidida hacia el norte.


Guardo alguna esperanza.


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