miércoles, 13 de agosto de 2025

Cabronías XXXIII

A esas alturas sin vértigo
todavía me enfado conmigo mismo
cuando acudo a un entierro
esperando encontrar una fiesta.



Cómo pretendes que el cuerpo sea obediente al alma,
cuando el alma es sólo un borborigmo del cuerpo.


La ética del trabajo es consecuencia
de quererse -y por tanto creerse- 
inmortal.


Yo simplemente estoy cansado de la gente
porque se niega a ser gente.
¿Y quién soy yo para dar tal título?
Exacto.


Cuán grande es nuestro ego
que nos inventamos un dios
y una eternidad y una vida tras la muerte
porque pensamos que nos lo merecemos.


Las vigas se pudren sin solución
pero tendrán tiempo para ver
cómo caen los imperios.


Todos los aforismos son sólo boutades.


Volvemos a la infancia
porque nos sentimos culpables.


Hemos alcanzado un momento
en el que elegir entre la nada y la basura.


La tristeza es toda una bóveda celeste
eterna, nocturna, líquida.


Solo quiero gente alrededor
porque me aterra la gente.


No entender el suicidio colectivo de las ballenas
mientras se fabrican misiles hipersónicos.


Ninguna respuesta es preferible
a olvidar las preguntas.


Sólo la indiferencia
permite al héroe
seguir presentando batalla.

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