domingo, 31 de agosto de 2025

Decir las cosas por lo que son y no por su nombre

Entiendo por qué hablar

sin miedo alguno al lenguaje,

sin el temor a las palabras,

con esa capacidad absurda y arrojada,

irresponsable de nombrar los nombres.

Lo entiendo:

la mayoría de diccionarios que habitamos

tratan al mundo con la excusa de su piel

y nadie,

casi nadie logra arrancarse el miedo

a decir las cosas por lo que son

y no por su nombre.

Así “trabajo asalariado” debería ser

“callejón sin salida” o “disparo de fogueo”;

así “inmigración” debería ser

“ejército de reserva de parados” o

“terapia para proceder a una desmemoria”;

así “éxito” debería ser

“habitar el correcto lugar en el anaquel

correcto del supermercado”.


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