lunes, 11 de marzo de 2019

Me hunden tus bitácoras ciegas...

Me hunden tus bitácoras ciegas en mares,
tu miseria de oro y tu alimento en la nada.
Me pudren tus poemas de amores en bares.
Estallo contento con mi tiroides y su rabia.
Me parte que en los estadios haya más fuego
que en los hogares y en los salarios,
que vivamos sin brillo de chispa en chispa,
que nada arda porque vivimos apagados.
Despertamos con las televisiones del IBEX
convocando a manifestaciones por la igualdad.
La broma de una monarquía en huelga
es infección en la memoria, rotura de la frente.
La contradicción hecha ladrillo y ciudad.
Violaciones financiadas con tus impuestos.
En lo oscuro y clavando su gusano de carne,
picoletos de arriba españa y brazo tieso,
y tus riñones madrugando para alimentarles.
Dar de comer a quien te tortura,
pagarle la casa a quien te quiebra,
y la foto de instagram en otro hemisferio
a quien te ha dejado en la calle a ostias.
Veo harina de gente en esta cocina de gritos,
estos fogones ingentes donde somos leña y aliño,
y no veo las calles romperse.
No veo las calles abrirse, ser un torrente
o un asta que ensarte el negro corazón del mundo,
no veo al fiero animal y su garra justa
tronzando ventanas y desgarrando rumbos.
Así están las cosas, en este silencio de muerte.
Por eso, tus estrofas de química nocturna
mojada en alcohol me enervan el pulso,
pues donde tu ingle late con promesa de noche,
yo sólo veo polvo y olvido bajo la luna.

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