salió un grupo a ver las estrellas
tumbados en una roca aguardando
los arañazos de las perseidas
alrededor nunca hubo pausa
bajo la noche y su resplandor
nunca hubo un silencio de los cuerpos
que necesitaban chupar humo
que necesitaban regarse de alcohol
que encontraban un sentido perdiéndolo
y el cielo perdía su brillo de madrugada
sobre las pantallas de los teléfonos
en el ruido sin rumbo de las redes
que aquella noche volvieron a puerto
sin haber pescado un meteorito
No hay comentarios:
Publicar un comentario