domingo, 23 de diciembre de 2018

Nuevos nichos de mercado

Os hablo de una alquimia que nuestra sustancia altera.
Os hablo de un crisol que cambia vida por banderas.
Un mortero donde maja la mano del mercado
a desahuciados, visitantes del INEM, obreras sin contrato,
inmigrantes y emigrantes, pensionistas asfixiados.

La cataplasma que resulta se deja macerar,
se añaden cheques germanos y una constitución,
se espolvorea con traiciones y una rendición,
y se adorna con el lazo de la paz social.

La magia envenenada que hace del parado
la causa mayor del paro y no su consecuencia.
Quien menos tiene ahora es tu problema, trabajadora.
Quien más tiene y menos reparte se hace la víctima.
Y en este dislate retórico que deja los ojos enfangados,
no cuentan ni pesan la historia o la experiencia,
no valen nada frente a la pantalla de los lamebotas,
en la fábula de quien cierra empresas y se las lleva a China.

El setenta y ocho es un buen nicho de mercado.
Comerciales con corona, todo atado y bien atado.
Que pasen los hidrocarburos, tierras raras, el pescado.
Que no pase la gente nuestro alambre amurallado.

Acumular tiene un problema, de pura matemática:
ya no quedan compradores para tanta logística;
preparando nuevas guerras desmantelan nuestras fábricas,
las malvenden, las derriban, las despiezan, nos las quitan.

Santiago y cierra españa
Santiago y cierra el hospital,
Santiago y cierra la escuela,
los dineros que se escapan,
el sudor que no renta.

Porque la unidad de esssspaña! es única,
la unidad de esssspaña! es sagrada,
y su orín bebéis con gusto, humeante;
humeante, sí, de oro y grana.




No hay comentarios:

Publicar un comentario