domingo, 3 de febrero de 2019

Redes

Y usamos las redes para publicar nuestras cosas,
vídeos y canciones, líneas y luces,
pero resulta que nadie accede a ellas:
todos tiráis de teléfono y no queréis gastar datos,
así que adiós al público.

Enciendo las redes y me quedo todo pez.
Cruzarse con gente por la calle 
y verla como iconos en una pantalla,
dudar si hacer click sobre los peatones
y que nos muestren su interfaz.

Tanto colgao con tuiter
de peso ínfimo cuando pisa la calle.
Tuiter, donde presidentes de gobiernos
dejan a las claras su condición
de cuñaos de barra de bar.

Ay, el sensible y creativo fotógrafo de instagram...
Preparas una cámara de tres sueldos,
tras sufrir unos estudios y una formación,
viajas a la otra cara del mundo,
esperando exacto el momento cósmico y único
y exhibes tu obra al mundo con orgullo,
con la que esperas una medalla.
Te miramos y no sabríamos decir si nos tomas el pelo
y has hecho dos clicks en un programa.

¿Y qué decir de la solidaridad de teclado y avatar?
Básicamente, veo en las peticiones digitales de firmas
una única causa:
“Capitalistas, no hagáis cosas de capitalistas”.
A ver si juntáis un trillón de firmas virtuales
con las que pueda limpiarse su culo cibernético el BBVA.

Menuda redada en las redes; nos requisan la calle
sin darnos cuenta, y cuanto más inermes estamos,
más vivos nos sentimos en nuestra sepultura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario