domingo, 3 de febrero de 2019

Televisión

Comienza dos mil diecinueve,
calienta motores el fascismo
y la tele te embute 24/7 el drama
del niño caído a un pozo;
como si no hubiera agujeros
enrejados por todas partes,
ahogando vidas, por el beneficio
de los de siempre.
De toda la fauna televisada
sólo confiamos en Arguiñano,
el resto es lucha por no adormecernos.
Empieza el telediario
y comienza el NO-DO del capital riesgo.
Vivir con la conciencia tranquila es fácil:
sólo hay que optar por quienes
las voces del amo te digan que odies.
Tú con los dueños de Uber y Goldman Sachs,
nosotros con los mineros y la estiba.
Sean así nuestros días conflictivos y ásperos,
pero dormimos como bebés,
dormimos como dios.
Ya se maquillan tanto las pobres criaturas
prostituidas en pantalla
que ni muñecas de cera parecen:
les crece a su frágil humanidad
realidad aumentada;
son contexto ideal para colarnos noticias falsas
y la opinión del amo de la cadena de turno,
que es la del amo que provoca el conflicto
y pisotea los almanaques de los barrios.
Prevenidos ante las ondas y su cicuta
un dia cogeremos el mazo
y volarán los cristales entre versos.

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