Insiste el hombre en compartir su egoísmo,
en alcanzar otros mundos,
seguir extendiendo su infección.
Este afán de colonizar otros planetas,
seguir tropezando en las mismas piedras,
que este ouroboros estúpido y tan doloroso
siga agitándose en su agujero de ciénaga.
Cuando los vertederos se extiendan
por las planicies de Marte
supongo que todavía habrá alguien
que aguante el llanto, que siga
plantando árboles sin futuro.
El hombre escapando en bombillas de aluminio
por todo el sistema solar,
sus líneas de bisturí malvado tajando la galaxia
como remedo del viaje más corto;
no me resulta imposible imaginar un baño de sangre
en Venus, por muchos grados que se alcancen
en su superficie.
Cómo no tener cierta simpatía ante la amenaza
de los cometas, si a fin de cuentas no seremos
más que treinta monedas orbitando
en la faltriquera que cuelga de un cinturón de asteroides.
Si aspiramos a hacer de los anillos de Saturno
grilletes para nuestras hijas,
corona de espinas sideral portada
en alcanzar otros mundos,
seguir extendiendo su infección.
Este afán de colonizar otros planetas,
seguir tropezando en las mismas piedras,
que este ouroboros estúpido y tan doloroso
siga agitándose en su agujero de ciénaga.
Cuando los vertederos se extiendan
por las planicies de Marte
supongo que todavía habrá alguien
que aguante el llanto, que siga
plantando árboles sin futuro.
El hombre escapando en bombillas de aluminio
por todo el sistema solar,
sus líneas de bisturí malvado tajando la galaxia
como remedo del viaje más corto;
no me resulta imposible imaginar un baño de sangre
en Venus, por muchos grados que se alcancen
en su superficie.
Cómo no tener cierta simpatía ante la amenaza
de los cometas, si a fin de cuentas no seremos
más que treinta monedas orbitando
en la faltriquera que cuelga de un cinturón de asteroides.
Si aspiramos a hacer de los anillos de Saturno
grilletes para nuestras hijas,
corona de espinas sideral portada
por los nietos de nuestras nietas.
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