Hay heridas que con gran afán pretenden
apropiarse de todo: todo lo invaden
y en todo se introducen;
hay heridas que se sienten vida.
Derraman lágrimas como uvas,
un racimo de penas rotundas.
Hay ancianos que fueron personas sin solución
y siguen arrancando cruelmente las alas
a las moscas
hasta el último momento;
la última página escrita en su libro
es la del viejo cuaderno de caligrafía.
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