miércoles, 28 de diciembre de 2022

Mejor el búnker de Desmond

No importa cuánto viva,
ni el día que muera.
Sé que moriré demasiado joven
y demasiado tarde.
Me voy a la esquina
castigado,
como buscando calor,
como al fondo de un momento,
el final de un asalto
sin fintas ni ganchos ni guantes…
Sólo el golpe pesado y constante del tiempo;
de explosividad tan lenta, imperceptible,
sin épica… definitiva y demoledora.
Ojalá una isla con su guardia pretoriana
de mares feroces
y no una cloaca protegida
por el asco pero siempre vulnerable,
porque nunca finaliza la caída nuestra.
Mejor el búnker de Desmond
que una torre de marfil.
No importa cuánto escupa
ni cuánto me aleje.
Nunca la muerte es tan ruidosa
como el sábado a la noche,
nunca grita tanto
con tan poco que decir.
No importa disiparse como un gas
en una atmósfera venenosa.

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