viernes, 9 de agosto de 2019

Dos chicos se besan a la luna de la verbena

Un verano de fricción y roce,
frotando la existencia hasta el ardor,
quemando la piel.
Sus puras líneas de alabastro
rígido se desvanecen,
ya son flexibles como un gato
somnoliento en el lecho sin velos.
Arrojar toda su sinuosa silueta
en tu boca, hacer de toda su curva
cucharada ronda de helado
en la madrugada que hierve.
Mirar el día y su sol sin regreso,
el iris dolorido por la lava
que se cuela entre los dedos.
Recordar el cómputo extraño
que reparte aleatorio
amores por semana.

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