Un corral bici neoliberal bunkeriza la ruta
hasta tu miserable empleo precario
hasta tu miserable empleo precario
en precario equilibrio.
Se habla hasta la distorsión de la identidad
cuando caen desahuciados de ventanas
y la sopa boba vuelve a formar prietas las filas
en el corazón de las urbes.
Todo se deconstruye y relativiza,
menos la propiedad de los medios de producción
y la venta al peso de vuestras vidas asalariadas.
Hileras de seres extravagantes y coloridos
entrando en masa -ordenadas falanges-
en las oficinas, comercios y fábricas,
porque los paraísos fiscales no se llenan solos.
Se habla hasta la distorsión de la identidad
cuando caen desahuciados de ventanas
y la sopa boba vuelve a formar prietas las filas
en el corazón de las urbes.
Todo se deconstruye y relativiza,
menos la propiedad de los medios de producción
y la venta al peso de vuestras vidas asalariadas.
Hileras de seres extravagantes y coloridos
entrando en masa -ordenadas falanges-
en las oficinas, comercios y fábricas,
porque los paraísos fiscales no se llenan solos.
Toda vuestra diversidad, impostada, sucumbe;
todos sois iguales:
todos os halláis en la obligación
de malvender vuestra fuerza de trabajo.
No me convoquéis a vuestros desfiles
de batucadas y disidencia controlada
porque os habéis pasado al enemigo,
con giro inadvertido y, probablemente,
con toda la buena voluntad.
La ecuación sigue siendo la misma:
todos os halláis en la obligación
de malvender vuestra fuerza de trabajo.
No me convoquéis a vuestros desfiles
de batucadas y disidencia controlada
porque os habéis pasado al enemigo,
con giro inadvertido y, probablemente,
con toda la buena voluntad.
La ecuación sigue siendo la misma:
sois la cara B de la miseria.
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