domingo, 11 de agosto de 2019

Se nos ha muerto un frutal...

Se nos ha muerto un frutal,
lo vimos nacer.
Los niñatos han roto las barras
del parque de gimnasia,
que parece un vertedero
tras cada noche de porros y priva.
En apenas cien metros
cargadas con los cubos de regar,
tragamos el tabaco de cinco adictos.
Sólo las higueras brotando descontroladas,
tomando lugares imposibles,
desafiando al cielo agrietado...
sólo ellas ofrecen un poco de luz
en esta oscuridad tan humana, porosa.

Nos alejamos de Madrid siguiendo el río,
conseguimos evadirnos por un instante.
Un niño dispara con su metralleta de plástico
a aves, perros, gentes, bicicletas.
El padre lo jalea.

Si algo tiene de bueno este fuego de verano,
son las cucarachas recogidas en sus pozos
hasta que la noche cae. 
El parque y el aire y la luz son nuestros
mientras.

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