Hoy vamos a engañar a la muerte:
hoy trucamos el reloj,
escapamos al radar del trabajo asalariado.
Escapamos de este todos contra todos,
donde todos corren incesantes sin rumbo,
con prisa por morir
en este triste remedo de lo que vive;
todos siempre desesperando por llegar
a un lugar que nunca llega;
todos gastando los brazos y los hijos
en carreteras que nunca acaban,
todos perdiendo la vida
en atascos cronometrados.
Siempre esperando y sin paciencia.
Todos condenados a morir
siempre fuera de tiempo,
impuntuales,
demasiado tarde,
demasiado pronto,
demasiadas veces.
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